lunes, 9 de enero de 2012

EL CALLEJON SIN SALIDA


EL  CALLEJON SIN SALIDA DE LA EDUCACION CHILENA
Edgar Morin añade “La educación es la fuerza del futuro”. De qué modo y manera nuestra sociedad desdibuja esa fuerza, debilitándola de tal manera que la negación a la “apertura del callejón”, hoy se palpa y vive con angustia existencial. El callejón que no tiene salida, o más bien que se impide la apertura, entraba todas las posibilidades de diálogo, confianza, trabajo y finalización del conflicto social, cultural pedagógico, económico y humano que sufre nuestra sociedad. Eurípides decía más de 20 siglos atrás “ que lo esperado no se cumple, en cambio para lo inesperado, un Dios abre la puerta. Queremos e imploramos a Dios que abra ese callejón que posibilite el fin del conflicto interno entre los Estudiantes y el Gobierno.
La historia comienza así…Hace más de 500 años vivían distintos pueblos en su entorno ecológico exuberante de flora, fauna, aguas cristalinas, liberados de impuestos y gravámenes. Pasado el medio siglo, el paisaje humano y natural sufrirá grandes cambios que derivarán en una convulsión enorme con el componente de angustia, sufrimiento, opresión y gran codicia entre las febriles mentes foráneas. Desde ese instante a la fecha, la ceguera del conocimiento solo tuvo una sola mirada: conquista, latrocinio, sangre, poder, oro y plata. Si ponemos sobre la balanza lo que se ha ganado y lo que se ha perdido, sin duda alguna que las pérdidas han sido mayor que las ganancias en términos de unidad, crecimiento, desarrollo con libertad, igualdad de oportunidades, etc. La solución al conflicto actual es poder abrir el callejón de la discordia para convertirla en “avenida de la igualdad, conocimiento, ingreso justo y necesario. Instituciones al servicio de la ciudadanía. Uso racional de los recursos naturales renovables y no renovables. Término de la autodestrucción paulatina e interna.
Lo que desea el estudiantado no es otra cosa que lo que desea la familia que adolece de recursos suficientes y necesarios para afrontar el gasto que significa una carrera profesional. Esos padres que esperan un futuro mejor, hoy están impedidos de otorgar una profesión a sus hijos. Por más artilugios que se le ofrezcan, el problema de fondo es radicalmente otro: la enorme desigualdad social y de oportunidades que existe entre las distintas clases social. Sólo un 10% o menos tiene acceso holgado a las tentaciones del mercado,  incluyendo una educación cualificada (ya no se hable de calidad de la educación que es un decir errático, minimalista y difuso)[i]. El 90%[ii] restante, se debate en la incertidumbre cotidiana, el vaivén de los mercados bursátiles y la especulación del dólar. También podemos segmentar este 90% entre un 30%  que a lo largo de sacrificados años de trabajo, ha podido aquilatar una holgada situación económica y el 60% restante, donde cunde la desesperación, la intranquilidad de no saber si mañana habrá un pan para los hijos y una educación dignamente cualificada para esos mismos hijos cuando estén en edad de buscarse un futuro.
Estamos viviendo la crisis social más aguda, más compleja y más tremenda de los últimos cincuenta años de vida independiente.  Ha sido casi imposible vadear los problemas endémicos que aquejan la nación. Las organizaciones que consolidan al país no han sabido ni podido levantar basadamente la estructura orgánica de la sociedad en que vivimos. Tampoco se ha podido consolidar una fuerza de trabajo capaz de sustentar holgadamente las necesidades de la familia. El emprendimiento privado camina paralelamente a la pesada estructura estatal que arrastra por siglos los servicios deficitarios en salud, educación, trabajo, política, previsión social, seguridad ciudadana, convivencia internacional, etc. Las instituciones públicas se han convertido en un pesado lastre que, por una parte dan ocupación a los denominados funcionarios públicos y por otra, no pueden competir con la estrategia organizacional de la empresa privada. El dilema todavía está: o hacemos crecer desmesuradamente a la iniciativa privada para rédito de un puñado de gente, o por el contrario convertimos al Estado en un ente conciliador que permita dar cabida a trabajadores en los distintos ámbitos de sus profesiones; sean técnicos, especializados, expertos, como también servicios complementarios.
Estamos en presencia de una ceguera total y obstinada del conocimiento. Algo extraño está ocurriendo en las mentes de los litigantes que no pueden vislumbrar la luz al final del túnel o más bien de cómo abrir el callejón para convertirlo en una gran avenida.
Elementos que sustentan la apertura
1.- Arcas fiscales sanas
2.- Endeudamiento internacional controlado
3.- inflación controlada
4.- nivel de exportaciones estatales en crecimiento
5.- reservas fiscales sanas
6.- otros
Elementos que constituyen demanda
1.- gratuidad para estudiar una carrera universitaria
2.- mejoramiento ostensible de la cualificación educativa en todos los niveles y modalidades de la enseñanza estatal.
3.- reivindicación del estudiantado en el sentido corporativo, social, académico, intelectual (ellos son adultos con poder de determinaciones).
4.- creación de espacios para el fomento del arte, la cultura, el esparcimiento de las distintas maneras y formas de expresiones generacionales, dentro del ámbito de la educación formal, informal y no formal.
5.- otros.
Morín añade que “la condición humana define el objetivo esencial de la educación”. Hoy vemos un total desmembramiento de la escala de valores entre estudiantes y gobierno. Mientras no se restablezca el respeto entre las partes y no se enfríen las cabezas, será tarea imposible tomar picos y palas para transfigurar el callejón sin salida a una avenida plena de oportunidades; esto significa nada más ni nada menos que, llevar a la mesa todas las ventajas comparativas que aseguren el futuro de las nuevas generaciones. Por ende, se hace justo y urgente dar, sin siquiera “hasta el dolor”, dar de lo  que los propios ciudadanos hemos erogamos por generaciones y generaciones. El país se debe a su gente y el gobierno también se debe a los ciudadanos. Sin la concurrencia del pueblo, nada habría: ni escuelas, ni hospitales, ni fábricas, ni poderes constituyentes. Sin gente no hay país y sin país no hay nada. Las ilusiones deben convertirse en proyectos y éstos en realizaciones concretas que sirvan a la gente, a toda la gente. De este modo, el callejón sin salida (por ahora) de la educación reprobada, se torne en la ventana de oportunidades de las generaciones jóvenes.
Basta ya del dilema criollo: o estudio o me alimento. O me endeudo para estudiar. Es loable, es mínimo que nuestros estudiantes puedan alimentarse, estudiar una carrera, puedan hacer deportes, puedan compartir, hacer vida y cultura sin ningún tipo de hipoteca.








[i] El concepto de calidad requiere de apelativo:alta, media, baja
[ii] Los porcentajes son sólo referenciales

1 comentario:

  1. Para que la mayoría piense de un mismo modo, la enseñanza debe focalizar estructuras rígidas, contendidos enciclopédicos, infatigables horarios de clases, evaluaciones memorísticas, etc. Con esas estrategias es viable producir un pensamiento anquilosado, turbio y obnubilado. Si con rara excepción vemos como los estudiantes aprender lo mismo, porque el sistema enseñanza de parejo los mismos contenidos, dejando completamente de lado intereses, aptitudes, inquietudes individuales. Las aulas están atiborradas de equipos electrónicos que sin ton ni son están para la comodidad del profesor.

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