lunes, 9 de enero de 2012

CUALIDAD POR CALIDAD EDUCATIVA


CUALIDAD POR CALIDAD EDUCATIVA
El país vive la terrible encrucijada de barajar dicotomías y polaridades que entraban y entorpecen a la clase social de mayor vulnerabilidad. Por su historia, el país está segmentado en trabajadores sin cualificar, empleado del sector medio (generalmente egresado de la secundaria y/o con algún título técnico). Profesionales laboralmente mal ubicados (un profesor vendiendo seguros, un ingeniero tras un mostrador vendiendo repuestos de bicicleta). Fácilmente podemos clasificar a los trabajadores según la siguiente escala: Trabajador D1, D2,D3, D4. El trabajador D1, es aquel con título y sin trabajo. D2, trabajador sin título, con enseñanza secundaria y sin trabajo. D3, trabajador sin estudios o muy bajos estudios y sin trabajo. D4, con trabajo y titulado o no.
En una panorámica general, encontramos tres grandes segmentos sociales: los ciudadanos con empleo y los ciudadanos desempleados. Las personas con empleo pueden estar en posesión de algún título profesional, como no tener titulación. Ellos pueden o no ser cualificados.
El grave problema para la nación radica en la carga social que significa los trabajadores sin empleo. Constituye una gravedad psicosocioafectiva tanto para la familia, el país y para la misma persona.
Políticamente hablando todos dicen que es problema que no se soluciona de un día para otro; no obstante llevamos varias décadas y todavía el Estado no se hace cargo de la pandemia.
La dificultad se agudiza cuando el país adquirió para si un traje que nunca quiso y más encima le quedó grande (como poncho).  Al respecto, existen derechos inalienables que le pertenecen a todo el pueblo. Salud, educación, trabajo, previsión social, cultura.
Estos derechos aunque están escrito a fuego en todos los anales de la historia y firmados por todas las Constituciones occidentales, se vulneran a la hora de poner en la balanza la distribución de las oportunidades, los ingresos, las riquezas, la información, la cultura y el conocimiento.
Escapa a todo país y a todo gobierno la proporción entre la masa de profesionales y mano de obra y la oferta de empleo. Siendo así, que siempre la mano de obra excederá los parámetros de necesidades. En palabras sencillas hay más gente en edad de trabajar que puestos de trabajo. El problema se agudiza cuando la escasez de trabajo se suma al empleo mal remunerado o temporal.
Es perturbador para un país subdesarrollado y su gente, someterlo a una educación, una salud y una previsión social con fin de lucro. Esto significa que, a través de dicha actividad el dueño del oficio se organiza para ganar dinero a costa del usuario.
Naturalmente que las ganancias en educación, salud y previsión social, no engrosan el erario nacional. Por el contrario aumenta la brecha de las clases sociales. Aumentando la tolerancia de pensamiento, es algo factible decir que cualquiera actividad que no se relacione con salud, educación ni previsión social, pudiera generar lucro y ganancia para el dueño o propietario.
Más justo sería que un porcentaje de aquellas ganancias proveniente de oficios que no se relacionan ni con salud, educación y previsión social, tributara al erario nacional, para contribuir con proyectos de mejoramiento social, cultural, educativo, etc.
Un país subdesarrollado o en vías de desarrollo no resiste la implantación de salud, educación ni previsión privada con fin de lucro  y ganancia a costa de gente sin trabajo, o con trabajo de baja remuneración.
La excepción pudiera estar en la minoría con altos ingresos y/o dueños de proyectos que generan lucro y ganancia no asociado a salud, educación ni previsión social.
El factor de discriminación negativa radica hoy en que cierto estándar de calidad se asocia a un alto costo de atención y servicio que no puede absorber una gran mayoría de ciudadanos y a causa de carecer empleo, o una adecuada remuneración para mantener a la familia.
La doble falta nacional radica en que, teniendo los medios para solventar en su totalidad la inversión en salud, educación y previsión social (hablamos de una caja nacional solidaria en donde se prorrateen los ingresos mayores con los menores, para financiar pensiones equivalentes a la última renta útil del trabajador activo), no se están haciendo las gestiones para dar punto final al estado de calamidad socioeconómica en que vive el país.
Es absolutamente viable disminuir el nivel de cesantía hasta llegar a cero. Es completamente factible organizar una atención de salud, educación y previsión social enteramente a cargo y costa del Estado; vale decir a costa de cada uno de los ciudadanos de este país.
El Estado no se mantiene per se. El Estado es mantenido por el esfuerzo de cada ciudadano y cada institución que mantiene la gente trabajadora. Si un ciudadano no tiene trabajo, cómo puede mantener al Estado?. Si el Estado inteligentemente otorga oportunidad, lo que está haciendo es transferir el peso y la responsabilidad a cada persona, a cada ciudadano, a cada familia.
En suma, un Estado inequitativo no puede darse el lujo de aumentar la discriminación negativa, corre el riesgo fatal de caer por su propia ineptitud y volver a comenzar y volver a levantarse. Al mirar la historia de los pueblos, las generaciones se cansan de tropelías e injusticias y cuando se les toca procazmente el estómago, salen a las calles para derrumbar el sistema opresor.
La gente necesita un Estado que organice un sistema ordenado, equitativo, disciplinado, bondadoso. Pleno de oportunidades para que la gente crezca como persona, como familia, como pueblo. No puede ser utopía el trabajo para todos, digno, bien remunerado, estable. No puede ser un sueño recibir salud, educación, previsión social cualificada de alto rendimiento.









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