ESTADO DEL ARTE DE LA REFORMA
EDUCATIVA
El
estado del arte de la reforma educativa y no de las reformas educativas en
general, a causa de un fenómeno de focalización que sufren todas ellas, al
momento de ser pensadas, planificadas, ejecutadas y evaluadas. Si bien es
cierto que existen consensos holísticos de cara los derechos inalienables del
ser humano, como el acceso libre y expedito a los centros escolares, la
prestación de un servicio que cumpla con estándares internacionales y que en lo
posible los estudiantes obtengan logros sobre la media del rendimiento
esperado. Optimización del clima escolar, mejoramiento de las técnicas de
enseñanza, enriquecimiento de hábitos de estudio para la obtención de mejores
aprendizajes, etc. no es menos importante fortalecer la misión y la visión del
proyecto pedagógico. Es imposible sustraerse a la realidad que vive cada país y
la connotación que ella tiene por sobre la vida de cada ciudadano. Si en un
país en donde las expectativas son más bien valóricas, se instala y aplica una
reforma educativa, naturalmente que, dependiendo de su propia cultura e
intereses, su modelo focalizará a la familia, la comunidad de entorno,
costumbres y tradiciones: bondad del servicio por sobre cantidad de servicio.
En
cambio en otra nación en donde los sueños son de competitividad, tecnología y
emprendimiento, bajo el modelo neoliberal, la aplicación de una reforma
educativa denotará individualismo, selectividad, estandarización de niveles en
el rendimiento, etc. por sobre intereses legítimos de la propia familia y
comunidad de entorno. Puede haber un tercer país y muchos más que equilibren
competitividad y valores, sueños y exigencias, estándares de calidad y “leseferismo”. La disyuntiva precisa de
un paradigma reformista, privilegia defensas y evoluciones que de antemano ya
se saben no evaluables antes de una década. Pese al consenso global determinado
en foros internacionales, Dakar, 2000; Jomtien, 1990, Cumbre del Milenio, 2000,
etc.); cada comunidad enfatiza los matices políticos para convencer a los
opositores que lo que está haciendo es lo mejor para la sociedad.
Una
Reforma educativa bien pensada requiere ceso
fenomenológico y dignidad política,
que permita sustentar en el tiempo y espacio las ideas plasmadas en derroteros
inequívocos, de lo contrario la comunidad y los subestratos políticos, se confundirán. Si una sociedad acepta el
pago de los servicios de educación, por imposición y no por opción, aquella sociedad
aprueba en cierta manera las reglas financieras del mercado, al igual que “el extraño lucro de la salud y la previsión
privada y en contra del interés general de la población”, el servicio
educativo hoy, de una u otra forma vislumbra ribetes financieros, económicos que
para muchos ciudadanos respetables incluso es conveniente. La misión de una
reforma educativa, dependiendo del paraguas cultural, étnico, geográfico,
específicamente la que se perfila en América latina, pudiera focalizar mejor
cobertura, reducción de la tasa de analfabetismo, mejorar los estándares de
calidad, entendiéndose como tal, la representación del servicio en términos
internacionales de calidad, compostura, equilibrio, compensación y cantidad de
información dada por niño (la familia elige naturalmente la escuela por las
probabilidades de surgimiento del hijo). En Europa la familia elige la escuela
pública, en Chile la familia prefiere la escuela privada (si es que puede pagarla),
o en el peor de los casos, la enseñanza financiada subsidiariamente por el
Estado. En definitiva, la misión o tarea de una reforma educativa focalizada,
acotada, inequívoca, debe seguir tendencias sociales basadas en los
requerimientos, necesidades y expectativas de la gente, antecedida por una base
epistémica, fenoménica y gnoseológica. El aparato del Estado más el poder
legislativo, incluso judicial, acompañan técnicamente la dinámica de la
reforma: financiación, campo logístico, mecanismos que permitan un equilibrio
entre el esfuerzo pedagógico y la base secundaria de la gestión administrativa/
financiera, etc. El estado del arte de las reformas no es igual que el estado
del arte de una reforma en específico. Ésta última denota perfiles y estándares
de exigencias y de calidad “con apellido”.
El
estado del arte de la reforma educativa (más que educacional que suena a
educational), es aquella con ribetes de belleza en su forma y esencia
fenoménica en su fondo. Nos referimos a una reforma probada, evaluada, que
tanto en su esencia como en la fuerza, impele denodadamente hacia la
consolidación de frutos sociales, familiares. Este perfil de reforma permite
múltiples técnicas de intervención por excelencia. Una reforma de verdad (considerando
la verdad no sustantiva ni esencialmente filosófica), se construye desde la
sapiencia y una hermenéutica pedagógica.
La investigación desde el modelo
humanista según Plummer (1983), caracteriza la concreción en el modelo humanista, siendo
el punto de mirada del estudio lo esencialmente humano. Dicho modelo da
importancia a los aspectos subjetivos, considerad la Epistemología Fenomenológica, relativista y
las tareas a ejercer son la Interpretación, Comprensión, Descripción y
Observación. El estado del arte de la reforma, toma de plano el estilo Cálido,
suave, imaginativo, de los protagonistas del proyecto (léase proyecto=
reforma=modificar aspectos sin enturbiar la esencia). La Teoría Inductiva, Concreta, los Valores, el Compromiso ético y
político
El
Igualitarismo, etc. son premisas de Plummer que a la postre hacen de la
humanización tema infaltable en la mesa de trabajo, incluso en las naciones con alta tecnología. El
estado del arte de una reforma no desea invocar recetas ni dones apriorísticos
de empeños pedagógicos probados, por el contrario, tiene una intención de
conectividad entre el arte, la gracia, la flexibilidad, la ubicuidad y la
fruición.
La esteticidad hermenéutica, según Jordi Planella de la Universitat Oberta de Catalunya
(Revista
Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653); comenta que la
posibilidad de que la pedagogía hermenéutica contemple el acceso del sujeto a
la belleza (esteticidad) es uno de los puntos relevantes de este enfoque que
planteamos. La esteticidad hace referencia a la experiencia del sujeto frente a
un objeto artístico. En el transcurso de esta experiencia, el sujeto no se limita a captar el objeto, sino que va más allá de los
datos objetivos para captar su esencia. Se trata de poder llegar a captar la
plenitud del significado de la obra que transmite ideas de la experiencia
vivida por el sujeto y que le permitirá abrir horizontes del sentido siempre
nuevos. La educación del gusto, la
formación de la capacidad del saber estar estéticamente, aprender a hacer
juicios sensibles, potenciar la capacidad imaginativa y fundamentar la
comprensión de las emociones, formarían parte del conjunto de aprendizajes
ligados a la pedagogía hermenéutica. En esta construcción, la naturaleza
representa lo natural, mientras
que la obra de arte lo ideal. Y
aquello ideal necesita de una acción de desvelo
y desocultación que sólo
es posible a través de la formación de la conciencia estética. A través de esta
conciencia la obra de arte pasará de una categoría objetual a categoría
experiencial por parte del sujeto.
No
se requiere nada más en la esencia de una reforma que el acopio dicho en el
párrafo anterior y aquí los que se deben
robar la película son los
profesores, los estudiantes y la familia, que pueden palpar el gusto por la
belleza y la estética que no está ni en la política ni en la economía. El
estado del arte de la reforma tampoco niega oportunidades a sectores que
funcionan en la mediación, la mecánica y la operatividad que adolece de toda
estética, pues es ruda, monótona y rutinaria.
Si
consideramos sólo tres o cuatro autores, el camino se iluminará en un consejo
profundo, equilibrado y duradero. La visión de una reforma educativa es de alto
contenido epistemológico y para muestra un botón de alguno de los mejores
epistemólogos: Feyerabend, Paul. Y sus obras "¿Por qué no Platón? Tecnos,
Madrid, 1993, p.129. "Adiós a la
Razón". Tecnos, Madrid, 1987, p. 96.
op. cit. p. 138. 6. Lakatos, Imre. "La metodología de los programas
de investigación científica". Alianza, Madrid, 1993, p. 46. Otero, Edison.
Se
define como la visión en una reforma educativa, la perspectiva esencial y
existencial del proyecto ajustado a un contexto social, pedagógico, cultural y
político, para bien y provecho de la gente, de todos y no de unas pocas elites.
El estado del arte de las reformas educativas, en su esencia promueve el
fortalecimiento principalmente del cuerpo
de la reforma y no de los brazos, vale decir que el motor principal del
proyecto nace primero en una epistémica de Popper (1953); Lakatos, Khun y,
posiblemente en la etnografía de Gleen y Batenson (1978). El cuerpo de la reforma es la esencia formulada en una teoría cuya
génesis se origina en la epistemología como necesidad de gestal cognitiva
(Khun, 1981); en la fenomenología de Husserl y Dilthey; Johannes Hessen y en la
gnoseología de San Agustín: En la formación de las ideas, según San Agustín,
sería preciso distinguir tres casos diferentes:
- Formación de
las ideas del mundo eterno, es decir, de los inteligibles puros, de los
trascendentales, de todo aquello, en una palabra, que hemos señalado como
objeto de la memoria Dei.
- Formación de
las ideas del mundo interno, del alma y sus afecciones íntimas.
- Formación de
las ideas del mundo externo, sentidos y sensibles.
En
la práctica, todas estas corrientes referencian el cuerpo de la reforma, de
cara al planteamiento de la información sistematizada por grados y niveles,
contenidos, objetivos, metas y estrategias, tanto para enseñar como los
perfiles para aprender.
Los brazos de la reforma, según el estado del arte, son los resortes, huinchas y soportes en lo financiero, administrativo y burocrático, nada más que eso y la sociedad no puede permitir que los brazos suplanten al cuerpo; no obstante ambos se necesitan y complementan.
Los brazos de la reforma, según el estado del arte, son los resortes, huinchas y soportes en lo financiero, administrativo y burocrático, nada más que eso y la sociedad no puede permitir que los brazos suplanten al cuerpo; no obstante ambos se necesitan y complementan.
Si preguntásemos a entendidos en la materia pedagógica
como esencia y motor de cualquiera reforma exitosa; todos los predicamentos
empíricos, financieros, logísticos y hoteleros, no son reforma. Tedesco (2009:
80) lo expresa de la siguiente manera: “Las experiencias de las últimas décadas
han permitido tomar conciencia de la complejidad y dificultad que existe para
modificar los patrones de funcionamiento
de los sistemas educativos. El balance de las reformas de la década de los
años noventa indica que, si bien permitieron aumentar la cobertura e introducir
nuevas modalidades e instrumentos de gestión, no han logrado modificar
significativa mente los resultados de aprendizaje de los alumnos”. En palabras
de Tedesco (2009); precisamente son los patrones de funcionamiento educativos
que se confrontan en una determinación histórica y con denotación sociológica,
antropológica. Lo que vemos hoy es un espectro político-financiero de cómo las
comunas educativas pueden salvar el déficit de arrastre que, complejamente
cargan a cuesta del menguado presupuesto municipal. Pero los patrones de
funcionamiento educativo son vectores pedagógicos en su esencia que no se fijan
tanto en cómo se financiará la reforma sino cómo se estructurará el motor de ella (base curricular, perfil del nuevo
maestro, compromiso de la familia y del estudiantado). Por su parte César Coll
afirma “Tal vez convendría recordar una de las conclusiones más claras del
análisis de los procesos de reforma educativa desarrollados durante las dos o tres
últimas décadas en diferentes países de la región: su limitada capacidad para transformar la realidad de las aulas ”.
(Coll, 2009: 108). Los países que tienen
resuelto las falencias de infraestructura, no deben generar expectativa
sociales en lo ya hecho. Por el contrario, la reforma debe focalizar ese tópico
como accesorio. Por lo demás el BID, el Banco Mundial, la OCDE y otros
organismos internacionales han dado apoyo financiero-técnico a las propuestas y
emprendimientos sociopedagógicos y socioculturales de los países
subdesarrollados. Un detalle práctico es determinar a un país como
subdesarrollado cuando privilegia la inversión económica por la inventiva
socializada en las bases (profesores, estudiantes y familia).
Ayudar a los alumnos a construir tramas de
significados interconectados y funcionales sobre los contenidos escolares y a
atribuir sentido al aprendizaje de esos contenidos es una tarea experta, propia
de los profesionales de la educación, que no puede abordarse solamente desde el
sentido común, sino que requiere la adquisición de un conocimiento
especializado, al igual exactamente que sucede en el caso de los profesionales
de la medicina, de la economía o de la arquitectura, por citar solo algunos
ejemplos en los que la exigencia de un conocimiento experto no se pone en duda”
(Coll, 2009: 109 – 110).
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